En el huerto de Edén, Dios dio a nuestros primeros padres un lugar maravilloso y perfecto para vivir. Dios les dio en abundancia comida y bebida. Dios les dio grandes bendiciones, incluyendo compañerismo para que se amaran mutuamente, y perfecta comunión con él. Dios les dio la oportunidad de alabarlo y adorarlo, obedeciendo su único mandamiento: “De todo árbol del huerto podrás comer; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás” (Génesis
Page 12